Elegantes cuadros para dormitorios

Cuando queremos decorar un rincón o pared de nuestra casa con elegancia y estilo, los cuadros son los objetos en los que pensamos directamente. Tanto en composición como colgados o incluso apoyados en el suelo, las obras de arte hechas a mano son capaces de añadir al espacio un toque único, emotivo y completamente personal, que represente a los dueños de la casa a la vez que dice algo de la estancia en la que está colocado. Sin importar su tamaño, un cuadro bien elegido puede despertar un dormitorio o cualquier otra sala, dando vida y sentido a su alrededor. ¿No sabes cómo elegir el perfecto? No te preocupes, porque vamos a darte los consejos perfectos para que encuentres esos elegantes cuadros para dormitorios o cualquier otro espacio.

Cómo elegirlo

Cuando hablamos del arte y de las pinturas hechas a mano, únicas y un poco más especiales que las genéricas, es normal tener cierto reparo en adentrarse en ese mundo porque parece que, si no sabemos sobre él, no seremos capaces de escoger el adecuado. Sin embargo, las pinturas y cualquier forma de expresión artística es profundamente emocional, por lo que no se necesita un doctorado para escoger la que sabes que es la correcta.

Dicho esto, sí es cierto que el primer acercamiento a una obra de arte personal, hecha de forma artesanal, no es fácil. Nos encontramos de repente con miles de colores, tipos de trazos, estilos y formas con las que puede que no sepamos lidiar. Por eso existen ciertos puntos clave que pueden ayudarte a entender un poco más cómo elegir este tipo de cuadros, más elegantes y con una intencionalidad detrás de ellos marcada por el artista:

Estilo decorativo propio.

Todo el mundo tiene una forma de decorar completamente personal, que una persona es capaz de apreciar en cuanto entra en la vivienda de otra. Esa forma de situar los objetos y de elegir sus colores no se debe perder, ya que representa a sus dueños, por lo que el cuadro debe supeditarse a esa paleta de colores y formar parte del ‘todo’ que ya está creado. Y no solo el cuadro; el marco también debe encajar, considerando ambos elementos como un complemento adicional más.

Piensa que si, por ejemplo, ponemos un cuadro abstracto en un dormitorio sobrio y clásico seguramente choquen y no haya armonía y conjunción. Por ello, es muy importante analizar el estilo que ya existe en la estancia en la que irá el cuadro para entender la personalidad que le hemos dado y elegir el cuadro en base a ella. De esta forma habrá cohesión y estilo.

Según nuestra personalidad.

Existen obras que pueden quedar perfectas con el resto de la decoración de la estancia, pero en realidad no ‘pegan’ realmente con los habitantes de la casa, ya sea por el dibujo o los colores. Este error, muy común, se debe a que, en realidad, solo hemos pensado en el primer punto y no lo hemos elegido basándonos en nuestros gustos y personalidad.

No hay que conformarse simplemente con la primera obra que encaje con la decoración, sino que hay que investigar y elegir aquel cuadro con el que nos identifiquemos, que evoque momentos positivos de nuestra vida. Si nos gusta mucho el mar o la playa, podemos escoger un cuadro de motivos marinos, como la obra Paseo de verano, o si estamos enamorados de Francia y sus ciudades o hemos visitado alguna en concreto, quizá nos interese recordarla para siempre con una obra que la represente, como el cuadro Toulouse.

Teniendo en cuenta que la obra debe evocarnos algo podremos escoger con la cabeza y con el corazón para que esta sea una prolongación de nuestras circunstancias y de nuestra forma de ver la vida

Sin caer en los excesos.

En cuanto vemos una pared lisa y vacía, tendemos a recargarla, llenándola de cuadros y estanterías para que no quede ni un espacio libre. Esta práctica, además de generar una acumulación de elementos sinsentido, hace que la obra en sí pierda protagonismo entre tantos objetos a su alrededor. Si no hay espacios en blanco o vacíos los cuadros parecen uno solo y no se le presta atención a ninguno de ellos realmente. Al final, lo que acabamos teniendo en casa es una galería  de arte y no un cuadro que nos emociona y nos representa.

Los colores.

Un cuadro hecho a mano, con mimo y dedicación, tiene un brillo especial y natural que se debe utilizar y destacar. Por ello hay que tener muy en cuenta sus colores, ya que nos servirán para encajarlo con el resto de decoración. El truco está en detectar los 2 colores predominantes de la estancia y encontrar un lienzo que tenga los mismos para que exista un nexo de unión.

La importancia del marco

Solemos hablar poco de los marcos de las obras de arte pese a su importancia. En obras más antiguas, como por ejemplo Las Meninas, no podemos concebirlas sin ellos. Su diseño y color son parte del cuadro en sí y es tan relevante como el mismo, ya que cuenta una historia y destaca unos valores. Ten en cuenta estas características a la hora de escoger uno si así lo deseas (también es posible no añadirle este accesorio; todo dependerá de las características únicas de la estancia):

• Color. Si quieres apostar por lo seguro, sin preocuparte en exceso en pensar si la obra casará con el resto de la decoración, puedes escoger la predominancia de los negros y blancos, como los cuadros Beret o Cumbre Vieja que tenemos disponibles en el atelier Home Original. Si la obra tiene colores más pálidos, te recomendamos que le pongas marco para resaltarla y que adquiera relieve. Si, por el contrario, predominan los colores vivos y llamativos, es mejor prescindir de él para evitar distracciones.
• Material. Lo mejor es buscar materiales neutros, que no se entrometan en el protagonismo de la obra, como madera si quieres crear ambientes más cálidos o metales si el resto de la decoración de la estancia es de estilo industrial.
• Grosor. Todo dependerá del ambiente que ya exista: si tenemos un estilo clásico y tradicional, lo mejor será escoger un marco grande y recargado, como el que nos viene a la mente cuando pensamos en obras como la Mona Lisa. Si por el contrario nuestro contexto estilístico es moderno, lo mejor es un diseño de marco más fino y sencillo, que no llame tanto la atención, o incluso se puede contemplar el no añadirle.
• Paspartú. Aunque ha comenzado a ponerse de moda, este elemento decorativo no suele tenerse en cuenta cuando pensamos en enmarcar una obra de arte pese a todas sus ventajas: ayuda a focalizar y a dar protagonismo a la pintura, potencia su expresividad y enfatiza sus detalles. Eso sí, todo depende del diseño y el tipo de pintura; quedará mejor en acuarelas, serigrafías o dibujos, aquellas pinturas menos ‘densas’.

El dibujo o el motivo

Cuando estamos decorando un cuarto específico de una casa, todo el interiorismo depende de la atmósfera que se quiera crear. Aunque los elegantes cuadros para dormitorios hecho a mano siempre dará un toque sofisticado a la estancia, puede que el objetivo sea generar calma o, todo lo contrario, vitalidad. En un dormitorio, por ejemplo, se buscará que el cuadro aporte tranquilidad y sea de colores claros y texturas suaves para garantizar serenidad en cualquier momento del día, tanto si le da el sol como si no.

De ahí que, eligiendo especialmente obra de arte para este tipo de estancias, se cuide y se tenga mucho en cuenta el tipo de dibujo y los colores de la pieza. Por supuesto, cualquier estilo puede adecuarse a la localización, pero existen algunos de ellos que suelen aparecer más en estas estancias para lograr estados de ánimo calmados:

Naturaleza.

Cualquier cuadro que represente espacios abiertos y naturaleza consigue generar esa atmósfera de paz y relajación, perfecta para un dormitorio. Obras que representen llanuras, campos sembrados, prados o incluso playas o ríos son perfectas para este espacio, evitando en la medida de lo posible paisajes tormentosos o colores muy llamativos. El cuadro Sahara, representando un desierto, también es una opción excelente de paisaje.

Romanticismo.

Es sin duda uno de los estilos y motivos más populares y que más se escogen para habitaciones de descanso, ya que suelen reflejar escenas relajantes y sentimentales, como rostros llenos de paz y felicidad, flores en su máximo esplendor, paisajes de ensueño o escenas de campiña. Un ejemplo perfecto de una escena de este tipo es el cuadro Barbate de nuestro atelier.

Retratos.

Esta tipología es perfecta si se encuentra un cuadro que contenga colore similares a la estancia en la que va a ‘vivir’. Es importante que no tengan fondo para que la vista solamente se centre en el rostro que se dibuja, como en el cuadro Alice, pintado a mano en acrílico sobre lienzo.

Puede que ya sepamos dónde queremos colocar nuestra futura obra de arte original, o puede que todavía no sepamos muy bien cuál es el mejor sitio para mostrarla y disfrutarla a parte iguales. La pregunta clave para averiguar la respuesta es: ’¿qué pared de la casa necesita realmente un cuadro y por qué?’.

Si buscas potenciar el centro visual del espacio, un cuadro amplio será la mejor opción. Evita siempre que puedas que esté rodeado o cerca de elementos que puedan hacerle competencia y recuerda que también puedes crear composiciones de cuadros para conseguir este efecto. Eso sí, ten siempre en cuenta que esta opción puede reducir ópticamente las dimensiones de la habitación.

Si necesitas cualquier tipo de consejo o ayuda para escoger el cuadro que mejor te represente, no dudes en llamar a nuestro atelier para que podamos asesorarte mejor. En Home Original pintamos con técnicas mixtas y usamos pinturas sintéticas de máxima calidad, dando una total garantía de acabado y duración. 

Nuestros elegantes cuadros para dormitorios u otras estancias pueden estar expuestos a un nivel de humedad moderado, como baños, cocinas, porches, etc. No utilizamos productos tóxicos ni nocivos para la salud: solamente pinturas al agua, garantizando la exposición en cámaras cerradas. Puedes averiguar cómo quedaría una de nuestras obras hechas a mano en tu salón con nuestra herramienta de simulación. Si te convence solamente tendrás que ponerte en contacto com nosotros o visitarnos en nuestro taller para llevarte un cuadro completamente artesanal de uno de nuestros artistas.